A razón de su corta existencia, de alrededor de 22 minutos, el francio no ofrece usos específicos, excepto en investigaciones pertinentes a la estructura atómica o a la rama de la biología. En algún tiempo se creyó que el francio podría ser útil para obtener ciertos diagnósticos de ciertas enfermedades como el cáncer, aunque esto posteriormente fue descartado.
Debido a su alta inestabilidad, el francio se desintegra tan rápidamente que difícilmente se puedan analizar o percibir algún efecto del mismo en la salud.
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